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La pobreza infantil, cuestión de Estado

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En la Cumbre Empresarial contra la pobreza infantil del pasado 21 de febrero, Luis Ayala, Catedrático de economía de la Universidad Rey Juan Carlos, presentó la ponencia ‘La pobreza infantil, cuestión de Estado’, en la que trazó una panorámica general de la pobreza infantil en España, habló de las consecuencias de este ‘hándicap corrosivo’ para la sociedad española del futuro y resaltó que las políticas públicas que hasta la fecha se han dado como respuesta a este problema han sido claramente insuficientes. A continuación, se resumen los principales puntos de su presentación.

¿Por qué debería preocuparnos la pobreza infantil en España?

En su diagnóstico inicial, Ayala destacó que España presenta tasas de pobreza infantil totalmente anómalas para su nivel de desarrollo, ya que se encuentran entre las más altas de la Unión Europea (más de 1 de cada 4 niños/as), y que en gran medida esto se explica porque España es el país de la Unión Europea que menos consigue reducir la pobreza infantil a través de su sistema de prestaciones.

A continuación, Ayala argumentó que este diagnóstico adverso debe preocuparnos fundamentalmente por dos razones:

  1. Las desventajas en la infancia se transforman en problemas y dificultades estructurales a lo largo del ciclo vital, lo cual resulta en una pérdida de eficiencia del Estado de bienestar. Haber vivido en la pobreza de pequeño/a tiene implicaciones en la educación, los salarios futuros, la calidad del empleo, la salud y el bienestar social entre otras dimensiones centrales en la vida de las personas.
  2. La pobreza infantil es un problema que se puede enquistar en la estructura social si no se adoptan medidas estructurales de redistribución e intervención social. No es un problema relacionado con el ciclo económico (ya era alta antes de la crisis), y cada vez hay más evidencia que indica que la desigualdad y la pobreza son muy sensibles a las crisis y recesiones, pero poco a las fases expansivas del ciclo económico.

Mayor vulnerabilidad y pobreza de los hogares con niñas y niños

En su presentación, Ayala identificó tres indicadores clave de vulnerabilidad en los que los hogares con menores presentan una peor situación que el resto:

  1. Los hogares con menores tienen rentas más bajas que el resto de hogares. Entre los dos tipos de hogares hay un diferencial de renta importante, con diferencias anuales de más de 2.000 euros en rentas que pueden ser relativamente bajas.
  2. Los hogares con menores se concentran más que el resto en las posiciones más bajas de la distribución de la renta. Un 24,4 por ciento de los hogares con niños/as se encuentra en el primer quintil de renta, frente al 15,6 por ciento para el resto de hogares. A medida que se avanza en la distribución de renta, esta relación se invierte.
  3. La desigualdad no se da solo entre hogares con o sin menores, sino que también está aumentando entre los primeros. Desde 2008 el coeficiente de Gini para los hogares con menores es el que más ha aumentado, siendo éste más alto ya antes de la crisis.

Esta situación de vulnerabilidad de los hogares con menores influye directamente en la pobreza infantil. En España, la pobreza en la infancia es mayor, más severa, más intensa y más crónica que en otros grupos de edad.

Determinantes de la pobreza infantil

Según Ayala, las rentas de los hogares con menores se ven afectadas por tres determinantes principales:

  1. Los cambios demográficos.
  2. El mercado de trabajo.
  3. Las políticas públicas.

Sin desestimar el impacto de los cambios demográficos (p.ej. el cambio de la estructura de los hogares en España en las últimas décadas, en particular el aumento sustancial del número de familias monomarentales), Ayala se centró en los efectos del mercado de trabajo y el impacto de las políticas públicas sobre la pobreza infantil.

Mercado de trabajo

En el mercado de trabajo se determina una parte muy importante de la pobreza infantil porque las familias en España tienen una gran dependencia de las rentas salariales. Por ello resulta de gran importancia que haya dos perceptores de ingresos en el hogar, lo cual tiene que ver en gran medida con la incorporación de la mujer en el mercado laboral y las condiciones salariales y laborales de sus puestos de trabajo. El autor señaló que en España los hogares monoparentales, normalmente encabezados por una mujer, tienen un acceso laboral relativamente bajo en comparación con otros países europeos.

España tiene una elevada tasa de desempleo, y ésta tiene, según Ayala, un impacto directo en la vulnerabilidad en la infancia. Sin embargo, tener un empleo no parece ser suficiente. Existe una relación cada vez más estrecha entre el porcentaje de trabajadores pobres (tienen un empleo, pero no rentas suficientes para superar el umbral de pobreza) y la vulnerabilidad infantil. La calidad del empleo resulta también clave ya que existe una relación muy clara entre la estabilidad del empleo y la vulnerabilidad en la infancia.

Políticas públicas

En cuanto a la efectividad de las políticas públicas para reducir la pobreza infantil, Ayala remarcó que el efecto de los instrumentos básicos de nuestro Estado de bienestar es claramente insuficiente. Por ejemplo, el efecto de toda la red de prestaciones monetarias sobre la pobreza, en particular la de los hogares con niños/as, es el más pequeño de toda la Unión Europea. Esto es así porque la dotación de recursos presupuestarios que concedemos a estas políticas es muy pequeña (1,3%), anómalamente bajo para nuestro nivel de riqueza, y que además se ha estancado desde el inicio de la crisis.

Si nos fijamos en la prestación más específica que tienen los países para reducir la pobreza infantil, la prestación por hijo a cargo, en el caso de España la relación entre la prestación y la renta mediana de los hogares es la más baja de la Unión Europea. España es, por tanto, el país donde menos se protege a la infancia con este tipo de prestaciones.

Recomendaciones estratégicas

A modo de conclusión, Ayala enumeró cuatro recomendaciones estratégicas para combatir la pobreza infantil en España:

  1. Reforzar las prestaciones por hijo a cargo a corto plazo, y aspirar a un sistema de protección universal a medio/largo plazo.
  2. Completar la última red de protección social, que no solo corresponde a las políticas familiares, con el conjunto de prestaciones de nuestro Estado de bienestar.
  3. Mejorar los incentivos y las rentas de los trabajadores con salarios más bajos.
  4. Reforzar la red transversal de servicios, y trazar líneas rojas en gastos imprescindibles para el bienestar de la infancia. La respuesta de las administraciones públicas no se agota en el ámbito monetario.

Podéis descargar la presentación de Luis Ayala más abajo, y consultar el hilo con fragmentos de vídeo de la presentación en la cuenta de Twitter del Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil.