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¿Qué nos dice la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) 2020?

La Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que realiza anualmente el INE es el principal instrumento para medir cuáles son los ingresos y las condiciones de vida de los hogares en nuestro país, cuyo trabajo de campo se realizó en el último cuatrimestre del año 2020.

Los datos de la edición relativa al año 2020, que recoge información de ingresos del año 2019, muestran una estabilización de las tasas de pobreza infantil, en un contexto de mayor renta disponible para el global de la población y, por tanto, un umbral de pobreza más elevado.

La tasa de pobreza moderada en la población menor de 18 años en 2019 se mantiene igual que el año anterior, en 27,4%, que equivale a 2.260.000 niñas, niños y adolescentes aproximadamente (en 2019 era 2.300.000). Es decir, con un umbral de la pobreza más alto, se mantiene igual la tasa de niños y niñas que viven en pobreza. La tasa de pobreza alta en 2019 es de 14,1%, 1.160.000 aproximadamente, muy cercana al 13% de 2018 (1.300.000 millones de menores de 18 años). La tasa de pobreza severa en 2019 alcanza al 5%, lo que equivale a 411.000 niños y niñas, menor que el medio millón (6%) que estaba en esta situación en 2018.

Estos datos de pobreza no reflejan los efectos de la crisis económica provocada por la pandemia de la COVID-19, unos efectos que acrecientan la brecha de la desigualdad y con seguridad acentúan la pobreza infantil en España y en los países de la Unión Europea. En este sentido, la ECV sí presenta un indicador actualizado: el de carencia material severa. Este indicador se refiere a la carencia en al menos 4 conceptos de una lista de 9 en el año en curso, por lo que permite aproximar la situación de las personas, incluidas niñas, niños y adolescentes, a lo largo del año. La carencia material infantil severa creció en 3 puntos porcentuales de 2019 a 2020, alcanzando al 9% de la población infantil.

Los dos ítems de carencia material en los que se observa un mayor aumento son la incapacidad para mantener la vivienda con una temperatura adecuada que sube 2 puntos (de 8,5% en 2019 a 10,6 en 2020) y retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad) que pasa de 10,6% a 15,9% de población infantil que padece esta situación. Estos dos ítems sugieren que para los hogares puede haber sido más difícil asumir los gastos asociados a la vivienda como consecuencia de la pandemia.

Las medidas del escudo social aprobadas por el Gobierno han servido de apoyo a los hogares y las niñas, niños y adolescentes. A pesar del incremento en este indicador, la política de mantenimiento de ingresos ha ayudado a que en un contexto de recesión económica sin precedentes (caída del 10% del Producto Interior Bruto) los efectos sociales de la crisis no hayan sido más gravosos que los registrados en la anterior crisis económica, cuando con una contracción de la economía más moderada (o incluso en crecimiento), llevó a unos niveles similares de carencia material severa a los actuales.